Últimamente, diversos proyectos y otros menesteres hacen que uno llegue al sofá, después de cenar, con pocas ganas de ver una peli. Para ello existe una alternativa bastante llevadera.
El capítulo estandar de una serie de TV dura menos de una hora y suele tener varios hilos que te enganchan y elimina el sopor que acompaña al cansancio, y si es americana pues hasta se puede ver. Esto no significa que infravalore el producto nacional, tan sólo está a la vista, como ejemplo, "La Reina del Sur" y ese absurdo estilo telenovelesco, sin mencionar la marabunta de biopic de hermosa subvención pero escaso atractivo.
Justo por lo contrario, el producto americano a lo que a series se refiere es muy goloso. Sólo les encuentro un problema común que no tiene remedio alguno, ya que habría que cambiar la mentalidad americanoide. Es esa obsesión que tienen por la competitividad vital que les divide en ganadores y perdedores.
En estas series, ya sean de intriga, bélicas, de pasiones, de pitufos, siempre aparece el campeón y el derrotado. Todo juega alrededor de este asqueroso concepto, y lo peor es que lo contagian al resto del planeta (que tiene la suerte de tener televisión y de no estar a balazos todo el día).
Sería interesante que comenzáramos a pensar que lo importante es participar cada día del milagro de estar vivos, que sólo pierde el que no experimenta, el que por miedo no se atreve a luchar porque sus proyectos y sueños salgan adelante, por muy disparatados que parezcan en un principio.
Sí, eso de ganadores o perdedores no tiene mucho sentido.
ResponderEliminarEn cuanto a las series hace tiempo que se han convertido en la única opción válida. Duran poco y te permiten desconectar sin caerte de sueño al día siguiente por acostarte tarde.
Un saludo!