Y para mi que cada vez que veo estos números me acuerdo de los cuentos de la infancia, esos que tenían siempre su lado moral, que tocaban la fibra sensible y que mantenían una moraleja lo más educativa posible.
Hans Christian Andersen, quien de pequeño sufrió bastante hambre al provenir de familia pobre, el resto de su vida se estableció gracias a sus cuentos. Actualmente volvería a pasar más hambre que un perrico callejero. Títulos como "El patito feo", "las zapatillas rojas", "El traje nuevo del emperador" o "El soldadito de plomo" pasarían desapercibidos ante la insistencia de aquellos padres desesperados, en un intento fallido de arrancarles durante un segundo de la caja tonta, de la play, de la wii, de la gameboy, del ordenador y de cualquier cosa que los deje paralizados y sin dar el follón.
Menos mal que siempre quedarán las excepciones y la inmortalidad de todas estas obras que permanecerán en las bibliotecas y en las estanterías de millones de hogares.
No te creas, a los niñoa les siguen gustando los cuentos. Nosotros hicimos una pequeña obra de teatro el otro día en las fiestas del pueblo y montamos un pequeño decorado y marionetas para contar Los siete cabritillos y el lobo, y a los niños les encantó.
ResponderEliminarLes siguen gustando esas historias, lo que hace falta es que se las enseñen y padres que les quiten un rato la consola y la tele como bien dices.
¡Un saludo!
Por suerte, los cuentos siguen gustando, menos mal, aunque las nuevas tecnologías les quiten protagonismo. Saludos.
ResponderEliminarCreo que los cuentos siempre estarán entre nosotros y mas que nacerán, la tecnología deberá convivir con ellos o ¿es al revés?. Están condenados a entenderse porque la imaginación nunca muere.
ResponderEliminarSaludos
¡Qué va! Le pagarían una pasta por adaptar sus cuentos a la Xbox, PS3, NDS y resto de inventos
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