Está clarísimo que la televisión ya no hay quien la vea. Se salva lo que se salva y todos sabemos qué cadenas deberían ser desintonizadas de nuestro receptor para nuestro bien y el de nuestros hijos.
El problema es el de siempre y se presenta cuando uno quiere evadirse de la rutina diaria y no tiene ni ganas de entrar en Internet para ver un capítulo de su serie favorita o un programa a la carta ( por suerte, tal y como será la televisión del futuro muy cercano). Es justo entonces cuando se intenta una vez más tener fe absoluta en el mando y en ese palabro que tiene que ver con pasar los canales rápidamente, sin apenas encontrar algo que mantenga la mínima calidad en pantalla ni un minuto.
Y así sucede, hay poco que merezca la pena, si acaso aquellas cadenas secundarias que se dedican a pasar, en bucle, una y otra vez series anticuadas que fueron éxitos en su momento y que ahora quedan en el olvido, que incluso algunas transmiten vergüenza ajena y sin embargo, todavía mantienen la empatía del espectador. Friends todavía se presenta como una excepción entre tantas otras. Parece que no pasa de moda y que no llega a cansar al menos que cada capítulo se haya visto del orden de la decena.
Estoy de acuerdo contigo; me rodean fans de Friends por todos lados y yo he de reconocer que cuando veo algún capítulo sigue siendo muy fresco!
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