Ya no es lo mismo, cierto es y no nos vamos a engañar. Ahora si queremos salir a un concierto o al cine hay que mover más hilos que para realizar una superproducción.
En este caso específico, con los abuelos en casa y sin entradas en mano, nos dispusimos a salir al FIZ, en el mismo lugar donde dos años atrás tuvimos el placer de disfrutar de la atmósfera MOGWAI en todo su esplendor.
Tras aparcar justo debajo del auditorio y colocarnos en la taquilla que no era, comenzó el primer tema de STANDSTILL, banda que nos había arrastrado a esta aventura. Todavía no la habíamos presenciado en directo y últimamente nos la recomendaba todo aquel que los había visto tanto sentado, en teatro, o en cualquier festival.
Al entrar en la sala, el sonido dejaba pistas al aire de que iba a merecer la pena esta excursión solamente por el concierto de estos músicos, que igual en un tema uno tocaba el bajo, en el siguiente la percusión y en el tercero el teclado...y remarco la palabra MÚSICOS.
Melodía, atmósfera, ruido...UN INSTANTE, UN SUSPIRO, UN DESCANSO INTERIOR. Y entonces recuerdas su último triple album y se te viene a la mente la primera vez que lo escuchaste y que montaste tu propia película a base de ficticios fotogramas.
Realmente es un grupo que transmite emociones y que merece la pena en todos los sentidos.
Al terminar el concierto fuimos los dos a cenar, acontecimiento inaudito desde meses atrás. No nos importó perdernos gran parte del momento de Vetusta Morla, a quienes también vimos en unos Pilares en mejor forma, hace ya un par de años.
Al volver nos encontramos con el principio de unos JAMES que realmente se les aprecia mejor enlatados, aunque su lider no deja de ser espectacular entre esos bailes que le caracterizan.
La noche no dio para más puesto que pronto le echamos de menos y nos apeteció volver a casa. Tampoco necesitamos más para una noche perfecta.
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