En la Historia del Cine han surgido grandes actores que no tropezaron en el encasillamiento de ese papel que los llevó a la fama. Si hubiera que empezar por los orígenes, esta breve entrada se convertiría en toda una tesis doctoral, por lo que me limito a apuntar, en orden cronológico, algunos contemporáneos que recibieron el reconocimiento merecido:
En 1998, Dustin Hoffman sorprendió en "Rain man" con la interpretación de un adulto autista con una memoria fuera de lo normal.
Diez años después Kevin Bacon se ganó al público en "Digging to China", con la interpretación de un adulto cuyo intelecto y forma de actuar no superaba a la de un niño de unos ocho años.
En 2001 aparece un personaje que tiene algo de los dos últimos pero al que se le introduce la necesidad de estar al lado de su hija y a la que está dispuesto a cuidar sin ayuda alguna. "I am Sam" emociona a cualquiera hasta llegar a olvidarse de que el actor Sean Penn se encuentra detrás de este ser humano de gran corazón y estudioso de Los Beatles.
Cambiando a una tendencia psicópata del personaje, en 2007 Javier Bardem demostró de nuevo el abanico tan amplio que es capaz de interpretar ante una cámara en "No country for old men", antes demostrado en "Antes que anochezca", "mar Adentro" y recientemente en "Biutiful".
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