Siempre da placer encontrarse con una gran oferta de festivales de todo tipo en nuestro país, no solo en periodo estival que es cuando más se presta sino también todo el resto del año.
Por hacer mención a alguno de los que mayor aprecio les tengo debido a ese grato recuerdo que se conserva en formón mental, a modo de tesoro resguardado en la cámara acorazada de la memoria, quiero resaltar el PURPLE WEEKEND de León, en una época donde el intenso frío invita a entrar entre conciertos a esas tabernillas del Húmedo y probar un buen vino del Bierzo, acompañado de una tapa que siempre pica y ayuda a entrar en calor. Resulta un festival con estilo propio, donde además de música cuenta con una gran cantidad de eventos de lo más variado.
Cambiando de tercio pero sin alejarme del redil cultural, conservo un especial recuerdo del festival de cine de MEDINA DEL CAMPO, del dos mil siete para ser más preciso.
La espontaneidad fueron buenos compañeros de viaje cuando un día, viviendo en Madrid, Moi (hoy en día director y distribuidor de cortos) comentó que estaría bien acercarse a este festi. Rafa, en esos momentos ya interesado en el arte dramático, comentó que tenía alojamiento cerca y que podríamos improvisar una escapada. Sin vacilar demasiado, el tiempo que dio coger mudas y decidir quien ponía el coche. Antes de salir comimos algo y echamos un café en un bar donde coincidimos con otro amigo, Jose María, menos metido en el mundillo cinéfilo, pero abierto siempre a todo lo relacionado con eventos culturales. Le contamos el propósito que llevábamos entre manos, y como tenía un par de días libres, se prestó a acompañarnos. Justo entonces pronunció una frase que provocó la catarsis del viaje. "La verdad es que necesito una DESCONEXIÓN". En ese instante, comencé a darle vueltas a la cabeza y a improvisar una road movie casera, con cámara doméstica y todo sobre la marcha.
No teníamos ninguna intención de conseguir un producto digno de poder mostrar a un público ni mucho menos, sino una especie de práctica sin reglas marcadas, tan solo dejando rienda suelta al momento e intentando captarlo con un objetivo de grabar cumpleaños.
Una escasa línea argumental que giraba en torno a la desconexión de Jose María, hizo que nos acercáramos a actores y directores de actualidad y que se prestaran al juego que llevábamos entre manos, mezcla de ficción y de documental acerca del momento vivido.
Los brutos no llegaron nunca al proceso de montaje, permanecen guardados, a la espera de que alguno encuentre ganas y momento para bucear entre recuerdos. Hasta ahora y por suerte, aquellos que estuvimos en aquel viaje no hemos parado de realizar proyectos relacionados con el cine y la cultura...y que continúe...
Y cuando seáis famosos podéis sacar el material de aquella aventura.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte con los proyectos
je,je...estaría bien eso...lo de sacar el material, digo...lo de famosos ya es más complicado. Un abrazo.
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