miércoles, 23 de enero de 2013

268. NO PODRÍA SER DE OTRA FORMA...

Justo y necesario que el cineasta que ha bebido del western para realizar obras de arte como Kill Bill, a la hora de meterse de lleno en este género lo haga impecable pero a su estilo, el que le caracteriza con humor y mucha sangre.

Un guión inteligente, con momentos macabros a la vez que divertidos y poco más que comentar de un genio que hace lo que le da la gana porque puede y tiene el don y los medios necesarios.Cierto es que no va a ser del gusto de todos, pero este cineasta es lo que tiene. Además, y a título personal, pienso que esta peli hay que verla como el que ve Spiderman u otra de superhéroes, no hay que esperar que el guión se ajuste a una veracidad ni nada por el estilo, lo único importante es disfrutar lo que nos muestra y cómo lo hace.


Casi tres horas que no se hacen nada largas, con un Di Caprio excelente con instantes espectaculares (merece la pena en v.o.) justo en momentos de catarsis donde un guión se aplaude o se cae por su propio peso. Engaña y seduce desde el primer momento que sale en los créditos Samuel L. Jackson y lo esperas en pantalla y no te das cuenta de que lo tienes delante hasta que pasa un buen rato.


Es curioso que si se analiza el guión y los dos cambios importantes que sufre la historia, el espectador sabe que esos momentos claves ya tienen que aparecer pero que se hacen de rogar por medio de diálogos inteligentes y fluidos. Nadie mejor que Tarantino utiliza esta técnica como si fuera suya y hace que el público se sorprenda y disfrute de la acción prevista que sucediera, antes o después, en pantalla.

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