Una cuestión que he aprendido con el tiempo es que una cámara de video de pequeño tamaño y de pocos kilogramos entra sin problemas como equipaje de mano en un avión y que además, gracias a los avances tecnológicos, graba en un formato casi profesional y en alta definición.
Gracias a esta teoría y siendo fiel a ciertas ideas que uno no sabe bien de donde salen, aproveché un viaje relámpago a Oslo para grabar unas imágenes en los Fiordos sin saber muy bien si servirían para algo.
Al regresar a casa les eché un vistazo y me dí cuenta de que encajaban bastante bien en nuestro próximo proyecto debido a la temática y al contenido grabado, en parte de casualidad.
Por lo que llego a la conclusión de que la intuición, una idea y una cámara de mano pueden darte más de una alegría cuando menos te lo esperas.
(Foto: Brisa)
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