Cuando vemos un reportaje, bien realizado, de una prueba deportiva como una carrera popular o una marcha cicloturista, suelen entrar envidia y ganas de realizarla. Hagan el experimento de volver a ver ese mismo reportaje quitando el sonido y la música que le acompaña. Verán como además de la banda sonora también desaparecen las ganas. Está claro que esto no va con los que practican regularmente un deporte, que no les hace falta motivación audiovisual, que ya corre por las venas sin más necesidad que la de levantarse cada mañana.
En un post anterior ya hice alusión a correr con música. Hay gente que no la necesita e incluso le molesta porque le puede llevar a modificar su ritmo de entrenamiento. Pero no tiene que ser así, puesto que se puede elegir la música para cada momento.
Es una experiencia, sobre todo en la ciudad o en el parque. Ya en el monte no la recomiendo, puesto que la banda sonora viene incorporada.
La música combina con cualquier actividad del día y de la noche...¿podríamos vivir sin ella?
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