lunes, 5 de diciembre de 2011

208. SMOKE

No comprendo el placer de ir por ahí soltando humo, como una chimenea, en los tiempos que corren, donde uno pilla un resfriado cuando menos se lo espera, con lo bien que se está en un bar, calentito y respirando aire puro.

Solamente en dos ocasiones he envidiado el momento de un fumador. Una cuando se da un descanso en el trabajo, clase, estudio, y la peña sale a la calle a echar un pitillo. En ese instante el no fumador se encuentra fuera de juego, ni con una piruleta se integra en dicho grupo sectario y fugaz. La otra aparece cuando se intuye en cualquier fumador solitario, mientras observa el infinito, que el humo lo ha sacado de este mundo para darle un respiro de cinco minutos, después de un periodo intenso de habitual y constante estrés.

Pero no es suficiente atractivo para echarse al vicio. El problema real aparece cuando uno se sumerge en un mar de películas clásicas, en blanco, negro y gris del humo. Un cine donde extraño era el guión donde no aparecía un personaje con un pitillo o un puro habanero. Tampoco hay que irse tan lejos para ver cine donde el humo es prácticamente el máximo protagonista.

Desde este rincón destaco SMOKE (1995), porque ayer mismo tuve tiempo de volver a verla con mayor detenimiento, con esa mirada más analítica de una segunda vista. Dirigida por Wayne Wang y escrita por Paul Auster, entremezcla la historia de tres personajes principales cruzados en todo momento y con un estanco como punto de referencia. El humo se transforma en estilo y eje de la película. Aunque desde el punto de vista técnico deja mucho que desear, la historia mantiene puntos bastante atractivos y una narración digna del escritor que la acredita.


Tampoco podría olvidarme del queridísimo Jim Jarmusch y de aquella maravilla de gaps que reunió en una cinta de larga duración que tituló COFFEE AND CIGARETTES (2003). Proviene de un cortometraje del mismo autor y escrito por Roberto Benigni, ganador de una Palma de Oro. Un trabajo repleto de estrellas del Cine y del Rock que le da un valor incalculable. Todos los cortos dejan historias diferentes unas de otras, pero el director las une mediante una escala de grises, siempre en contraste del humo blanco que espiran los protagonista. Otra característica común es que todos los personajes fuman y toman una tacita de café.


Películas que han quedado en la historia del cine y que nos recordarán momentos donde echar un pitillo tenía un significado social, de reflexión e incluso interesante.

3 comentarios:

  1. Mi pelicula favorita de Jose Luis Garci es You're the one (en blanco y negro), cuya prota es Lidia Bosch (lo único que no me gusta de la peli) no deja de fumar en toda la peli....Llegó un momento en que me daba ganas de encender uno :-P

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  2. Jamás hubo veneno más cinematográfico que el tabaco. La absurdez autodestructiva idealizada a categoría de mito. Desde aquí el humo me parece un signo evidente de fragilidad.

    Me ha gustado esta entrada

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  3. Ahora que estoy revisando películas clásicas me doy cuenta de lo importante que era fumar en aquellos momentos, sobre todo cuando lo hacían los personajes femeninos: todo un desafío y un planteamiento de su personalidad!
    Estas dos obras que comentas, son obras maestras, aunque fumen mucho en ellas... Nobody is perfect ;)

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